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30 sept 2010

Ciencia y Humor


[T-05-2010-05] 

    ¿Cómo que la ciencia es seria y aburrida? ¡Claro que no!

    La ciencia se disfruta tanto como para incluso hacernos reír.

    Aquí algunos chistes científicos.


***

    En una fiesta de funciones está bailando 'seno de x' con 'coseno de x', 'seno de x' se da cuenta de que 'e a la x' está sentado solo a un costado de la pista. Entonces se le acerca amigablemente y le dice: * ¡Ven INTÉGRATE!. Y él le responde: * No, ¿para qué?. Es igual.


***

¿Qué es un niño complejo?.
Un niño con la madre real y el padre imaginario.


***

Dios es real, a menos que sea declarado entero.


***

Jesús le dice a sus discípulos: en verdad os digo: y = x²+3x+4.
Los discípulos empiezan a hablar entre sí hasta que Pedro se dirige a Jesús y muy apesadumbrado le dice:
-Maestro, no entendemos.
-Tranquilos, es una parábola.


***

¿2+2=?.

Ingeniero: 3.9968743.
Físico: 4.000000004 ± 0.00000006.
Matemático: espere, solo unos minutos más, ya he probado que la solución existe y es única, ahora la estoy acotando.
Filósofo: ¿qué quiere decir 2+2?.
Lógico: defina mejor 2+2 y le responderé.

"Cita" para reflexionar...


[T-04-2010-04] 
 
     Un ser humano es parte de un todo al cual llamamos "Universo", una parte limitada en el tiempo y en el espacio. Experimenta consigo mismo, con sus pensamientos y sentimientos como algo separado del resto -una especie de ilusión óptica de su conciencia. Esta ilusión es, para nosotros, una especie de prisión que nos restringe a nuestros deseos personales y a los afectos por unas cuantas personas, las más próximas a nosotros.

    Nuestra tarea debe ser la de liberarnos de esta prisión mediante la ampliación de nuestro círculo de compasión para abarcar a todas las criaturas vivientes y a la naturaleza íntegra en su belleza.

- Albert Einstein

29 sept 2010

Ajedrez: De las Matemáticas a sus Misterios Ocultos

[T-0003-2010-0003]

    En numerosas ocasiones, tratamos de hacer cálculos mentales rápidos: cuando intentamos calcular el número de horas que trabajamos la semana pasada, al estimar la cantidad de estrellas que vemos en el cielo nocturno o, simplemente, cuando sacamos cuentas en un restaurante. Estos cálculos suelen ser aproximados, realizados más por intuición que por exactitud. Lo curioso es que, al hacerlo, muchas veces caemos en la cuenta de que los números no son lo que parecen.

    La mente humana no está naturalmente diseñada para manejar cifras enormes o crecimientos exponenciales. Mientras las operaciones simples se resuelven con facilidad, nuestra intuición suele fallar frente a cantidades que se multiplican rápidamente. Una de las mejores ilustraciones de esta incapacidad proviene de una antigua leyenda relacionada con el ajedrez, un juego que, además de estrategia, está profundamente vinculado con la historia de los números.

La leyenda del ajedrez y el rey Lavada

    Se cuenta que hace muchos siglos, en la India, vivía el rey Lavada, gobernante de una próspera provincia. El monarca había librado una dura guerra contra invasores, y aunque logró conservar su reino, sufrió una pérdida devastadora: su hijo murió en el campo de batalla. A pesar de la victoria militar, el rey se sumió en una profunda tristeza.

    Los días pasaban sin que nada le devolviera la paz. Hasta que, cierto día, un joven sabio llamado Lahur Sessa se presentó en el palacio real. Sessa afirmaba haber inventado un juego que no solo entretendría al rey, sino que también le enseñaría importantes lecciones sobre la vida, la estrategia y la paciencia.

    Aquel invento era un tablero con 64 casillas en el que se enfrentaban piezas negras y blancas. Cada figura representaba un elemento del ejército: infantería, caballería, torres, consejeros, el rey y la reina. El juego simulaba batallas en miniatura, donde el sacrificio de ciertas piezas era necesario para alcanzar la victoria.

    El rey quedó fascinado. Entendió, al ver el desarrollo del juego, que la vida y la guerra estaban llenas de decisiones estratégicas, en las que a veces era inevitable perder algo para ganar algo mayor. Agradecido, Lavada ofreció a Sessa la recompensa que quisiera.

    El joven, sin embargo, hizo una petición peculiar:

     – “Oh rey, sólo deseo que me concedas un grano de arroz por la primera casilla del tablero. En la segunda, el doble: dos granos. En la tercera, cuatro. En la cuarta, ocho. Y así sucesivamente, hasta completar las 64 casillas”.

    El monarca sonrió con condescendencia. Aquello parecía una petición modesta, casi ridícula. “¡Un saco de arroz bastará para pagar este capricho!”, pensó. No obstante, el joven Sessa pidió que se hiciera el cálculo exacto. El rey, curioso, ordenó a sus matemáticos realizar la suma.

    Lo que descubrieron lo dejó atónito: la cantidad de arroz requerida no era un saco, ni una montaña… sino una cifra tan colosal que habría superado toda la producción del reino y de los reinos vecinos durante siglos.

La matemática detrás de la leyenda

    La clave de esta historia reside en el crecimiento exponencial. Cada casilla del tablero representa una duplicación de la cantidad de arroz anterior.

  • Casilla 1: 1 grano

  • Casilla 2: 2 granos

  • Casilla 3: 4 granos

  • Casilla 4: 8 granos

  • Casilla 5: 16 granos

  • … y así hasta la casilla 64.

    La fórmula matemática para este crecimiento es:

Total de granos=2641\text{Total de granos} = 2^{64} - 1

    El resultado es un número que impresiona:

18,446,744,073,709,551,61518,446,744,073,709,551,615

    Es decir, más de 18 trillones de granos de arroz. Para hacerse una idea:

  • Un solo grano pesa alrededor de 0,02 gramos.

  • El total equivaldría a más de 370 mil millones de toneladas de arroz.

  • Para almacenarlo, se necesitarían silos más grandes que montañas enteras.

    No es extraño que al rey le pareciera imposible de cumplir. La petición de Sessa era, en realidad, una lección sobre los límites de la percepción humana frente a los números grandes.

Los números y la mente humana: ¿por qué nos cuesta entender lo grande?

    La mente humana está adaptada a manejar cantidades pequeñas y medias. Nuestros antepasados necesitaban contar presas, días de caza o frutos recolectados, no millones ni billones. De ahí que nos resulte difícil comprender magnitudes astronómicas o financieras.

    Este sesgo se conoce como anumerismo, término acuñado por el matemático John Allen Paulos para describir la incapacidad general de las personas para entender y manejar números grandes o probabilidades.

    Ejemplos cotidianos:

  • Decir que algo cuesta “millones” sin distinguir si se trata de 2 millones o 200 millones.

  • Confundir porcentajes (ejemplo: una reducción del 50% y luego un aumento del 50% no devuelve al precio original).

  • Creer que un virus con “una probabilidad de contagio del 1%” es insignificante, cuando aplicado a millones de personas puede significar una epidemia.

    El caso del ajedrez y el arroz es, entonces, un espejo de nuestra limitada intuición matemática.

El ajedrez: de leyenda a patrimonio cultural

    Más allá de la lección numérica, la historia del ajedrez nos recuerda la profunda conexión entre este juego y la cultura. Nacido en la India bajo el nombre de chaturanga, el ajedrez viajó a Persia (donde se llamó shatranj), luego al mundo árabe, y finalmente llegó a Europa durante la Edad Media.

    Cada cultura lo adoptó y transformó. Las reglas, piezas y estilos evolucionaron, pero su esencia permaneció: un campo de batalla en miniatura donde el cálculo, la previsión y la estrategia definen la victoria.

    El ajedrez también ha sido símbolo de:

  • Sabiduría y paciencia, al exigir concentración y visión a largo plazo.

  • Igualdad intelectual, ya que un campesino podía derrotar a un noble sobre el tablero.

  • Metáfora de la vida, pues cada movimiento implica sacrificios y riesgos.

    La historia de Lavada y Sessa, aunque legendaria, resume bien esta relación: el ajedrez enseña a pensar más allá de lo inmediato, del mismo modo que los números nos enseñan a mirar más allá de lo evidente.

El poder de los números grandes en la actualidad

    La lección del ajedrez no quedó en el pasado. Hoy, en la era digital, vivimos rodeados de números descomunales:

  • El tráfico en Internet se mide en zetabytes (miles de millones de terabytes).

  • Los datos de inteligencia artificial requieren billones de parámetros.

  • La economía global maneja cifras de deuda de trillones de dólares.

  • En biología, el número de células del cuerpo humano supera los 30 billones.

    Del mismo modo que el rey Lavada no pudo dimensionar los granos de arroz, nosotros a menudo no logramos visualizar el alcance de estas magnitudes.

Aplicaciones prácticas: de la matemática a la vida cotidiana

     Entender cómo crecen los números de manera exponencial tiene aplicaciones en muchos campos:

  1. Finanzas personales

    • El interés compuesto funciona como la duplicación del arroz en el tablero. Invertir pequeñas cantidades durante muchos años puede generar sumas sorprendentes.

  2. Epidemiología

    • Las pandemias se propagan de manera exponencial. Un pequeño número de casos iniciales puede transformarse rápidamente en millones.

  3. Tecnología

    • La Ley de Moore, que describe la duplicación periódica de la capacidad de los microprocesadores, sigue la misma lógica.

  4. Medio ambiente

    • El crecimiento poblacional y el consumo de recursos también siguen patrones exponenciales, lo que plantea enormes retos para la sostenibilidad.

Pros y contras de nuestra percepción numérica

Ventajas

  • Los seres humanos pueden simplificar problemas complejos con estimaciones rápidas.

  • Esta habilidad es útil en la vida diaria: calcular la propina, dividir cuentas, planear presupuestos.

Desventajas

  • Somos vulnerables a errores graves al subestimar grandes números.

  • Este sesgo puede ser explotado en publicidad, política o economía (por ejemplo, al minimizar deudas públicas o riesgos ambientales).

El ajedrez en el ocultismo


     El ajedrez no sólo ha sido un juego de estrategia y entretenimiento: a lo largo de la historia también se le han atribuido significados místicos, filosóficos y esotéricos. Su estructura, piezas y movimientos han sido interpretados como reflejos de la existencia humana, las luchas espirituales y el orden del universo.

    Uno de los ámbitos donde el ajedrez y sus símbolos han sido más estudiados es en la masonería y en las tradiciones ocultistas occidentales, donde la imagen del tablero y el piso ajedrezado tienen una gran importancia simbólica.

El tablero como reflejo de la dualidad

    El tablero de ajedrez, con sus 64 casillas blancas y negras, ha sido visto como una representación de la dualidad universal:

  • Luz y oscuridad

  • Bien y mal

  • Espíritu y materia

  • Consciencia e inconsciencia

    En este sentido, jugar ajedrez no sería sólo una actividad lúdica, sino una dramatización de la lucha eterna entre fuerzas opuestas. Cada movimiento sería una elección moral, un paso en el camino del aprendizaje y la sabiduría.

    En muchas corrientes esotéricas, la vida misma es concebida como un tablero en el que el ser humano debe mover sus “piezas interiores” con inteligencia, estrategia y visión.

El piso ajedrezado en la masonería


    Dentro de los templos masónicos, el piso ajedrezado en blanco y negro ocupa un lugar central. No es un simple elemento decorativo, sino un símbolo iniciático cargado de significados.

  1. Dualidad cósmica: el piso representa las dos fuerzas fundamentales de la naturaleza: positiva y negativa, luz y sombra, orden y caos. La masonería enseña que ninguna de estas fuerzas puede existir sin la otra, y que el aprendiz debe aprender a transitar entre ambas.

  2. Camino de la vida: moverse por un piso ajedrezado implica avanzar entre pruebas, alternando momentos de claridad y de oscuridad. Representa la experiencia humana en su totalidad.

  3. Equilibrio y armonía: el iniciado masón aprende que el verdadero progreso se alcanza al integrar los opuestos y no al negarlos. El blanco necesita del negro para existir, del mismo modo que la luz solo es comprensible frente a la sombra.

  4. El número 64 y la totalidad: curiosamente, el piso ajedrezado tradicional también suele tener 64 cuadros, los mismos que el tablero de ajedrez. Este número, en matemáticas y en simbolismo, representa la completitud y el ciclo cerrado.

Ajedrez y alquimia: transformación del ser

    En la tradición alquímica, el ajedrez ha sido comparado con el proceso de transformación interior. Las piezas representan distintos aspectos de la personalidad humana y de los principios alquímicos:

  • Peones: lo común, lo material, lo que debe ser sacrificado para avanzar.

  • Caballos: la fuerza instintiva, el movimiento inesperado.

  • Alfiles: la inteligencia lateral, la visión espiritual que avanza en diagonal.

  • Torres: la estabilidad, los cimientos de la vida.

  • Rey y Reina: los principios masculino y femenino, el Sol y la Luna, el oro y la plata alquímicos.

    La partida de ajedrez se convierte así en una metáfora del camino iniciático, donde cada jugada simboliza una decisión crucial en la evolución del alma.

El ajedrez como metáfora masónica

    Muchos estudiosos de la masonería han señalado que el ajedrez simboliza el trabajo del iniciado en su búsqueda de la luz:

  • El tablero es el campo de batalla interior, donde se libra la lucha entre ignorancia y conocimiento.

  • El movimiento de las piezas recuerda que cada acción tiene consecuencias, y que el verdadero maestro es quien prevé el futuro de sus decisiones.

  • El sacrificio de piezas refleja la necesidad de renunciar a comodidades o certezas para alcanzar un bien mayor.

    Al igual que en la leyenda de Lahur Sessa y el rey Lavada, el ajedrez en la masonería enseña a mirar más allá de lo inmediato, a comprender que la vida se despliega en patrones ocultos que sólo se revelan con paciencia y sabiduría.

El piso ajedrezado en el esoterismo occidental 

    Fuera de la masonería, el piso ajedrezado también aparece en otras tradiciones ocultistas y herméticas. Se le ha relacionado con:

  • El Árbol de la Vida cabalístico, que combina senderos de luz y oscuridad.

  • El yin-yang del taoísmo, como símbolo de la complementariedad de opuestos.

  • Los templos egipcios, donde algunos suelos con baldosas alternadas se interpretan como símbolos de los viajes del alma en el más allá.

    En todos estos casos, la clave es la misma: la conciencia de que la existencia humana está tejida de contrastes. El piso ajedrezado no es solo un adorno, sino un recordatorio de que quien busca la verdad debe aprender a caminar con equilibrio entre polos opuestos.

Reflexión final

    La historia del rey Lavada y Lahur Sessa es mucho más que una anécdota curiosa sobre el ajedrez. Es una metáfora de cómo los seres humanos nos enfrentamos a la magnitud de lo incalculable. Lo que parece insignificante al inicio puede crecer hasta convertirse en algo inmenso, inabarcable.

    El tablero de ajedrez y sus 64 casillas son, en esencia, un recordatorio de que los números no son lo que parecen. Y que, tanto en la estrategia de un juego como en la vida, conviene mirar más allá de lo evidente, comprender las proporciones reales y respetar el poder del crecimiento exponencial.

    El piso ajedrezado en la masonería y en el ocultismo es, en definitiva, un eco de la misma enseñanza: vivimos en un tablero donde blanco y negro se alternan, y solo el equilibrio nos permite avanzar. Así, tanto en el cálculo matemático como en el viaje espiritual, la lección sigue siendo la misma: los números no son lo que parecen, y el mundo tampoco lo es.

    Hoy, mientras disfrutamos de una partida de ajedrez o resolvemos un cálculo mental, conviene recordar esta enseñanza: lo pequeño puede hacerse grande en muy poco tiempo, y solo quien entiende los números en su verdadera magnitud podrá tomar decisiones sabias en un mundo lleno de cifras gigantescas.

Curiosidad científica


[T-0002-2010-0002] 

    Desde las décadas de los ochentas y noventas, sentí una fuerte inclinación a los temas científicos y tecnológicos. Desde aquellos años, alimenté mi hambre de saber más de estos temas poniendo gran atención a los programas y documentales televisivos. También llegaron a mis manos revistas con diversos artículos que leía una y otra vez. El sólo leer el encabezado del artículo despertaba en mí gran curiosidad y me adentraba en la lectura con gran avidez.

     Cuando agotaba estos recursos, podía recurrir a otro no muy placentero, pero que con las ilustraciones, me animaba a dedicarle mi atención. Y éstos eran los diccionarios enciclopédicos. Había otros libros, muchos de ellos de temas de ciencia y tecnología, arte y cultura, recopilados en la colección "Time-Life". Todavía permanecen en casa. Algunos de ellos, en lo que antes era mi habitación.

    La ciencia me ha apasionado grandemente, y es por esto que escribo este blog, para compartir aquellos artículos que dieron vida a mi imaginación, y que todavía guardo esta hojas como un valioso tesoro.